En el transcurso de las últimas tres décadas hemos sido testigos de fenomenales transformaciones económicas, culturales y políticas en el ámbito mundial, las que en lo económico culminarían en una nueva división internacional del trabajo (NDIT), y, en lo político, en una nueva dinámica hegemónica en el campo de los poderes relativos de las naciones y espacios geográficos más amplios a escala mundial.
Como tal, no se trata solo de una época de cambios, sino de un cambio de época, cuyos contornos –en estos años– apenas podemos calibrar en toda su magnitud y configuración. Entre aquellos, estimamos que son tres las más importantes tendencias de transformación, las que además vienen apuradas por la profunda crisis económico-financiera que se desató en los Estados Unidos y ha contagiado a todo su entorno global.